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La Antártica no ha estado ajena a la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, generando implicaciones en la gobernanza del continente, en la ciencia, la industria pesquera y la protección medioambiental.

La industria turística no se ha mantenido tampoco al margen y ha sufrido una de las peores crisis en décadas. Fuera de los alcances económicos evidentes y los posibles beneficios medioambientales, la crisis del coronavirus ha cambiado el escenario en la industria tanto para operadores turísticos como para los gobiernos de los países que sirven de entrada a la Antártica, impulsando nuevos protocolos y políticas de reactivación.

En este nuevo artículo de U-Antártica haremos una radiografía a la industria turística en la Antártica en época del COVID-19, desde su crisis inicial hasta el escenario actual, caracterizado por los intentos de reactivación.

En la temporada 2019-2020 viajaron 74.401 turistas al Continente Austral, lo que demuestra un aumento del 32,5% respecto a la temporada anterior (XLIII RCTA, París, 2021, IP37, IAATO, 3), alcanzando máximos históricos de visitantes en la historia de la industria.

Sin embargo, debido a la pandemia del coronavirus la situación cambio. Las restricciones en los aeropuertos, una baja en la demanda ya que la mayoría de los clientes son parte de la población más vulnerable al virus, sumado a la dificultad de adquirir seguros médicos, son factores fundamentales que influyeron en la crisis de la industria turística en términos similares a la crisis sufrida en el 2007-2008 (Hughes & Convey, 2020).

Debido a lo anterior, la temporada 2020-2021 de turismo antártico fue cancelada (XLIII RCTA, París, 2021, IP110, IAATO, 3). Situación similar vivieron las compañías turísticas y las líneas de cruceros del Ártico. De hecho, el gobierno canadiense cerró el Ártico canadiense para los viajes en crucero por completo para 2020 y al menos el 50% del total de los viajes al Ártico planificados para ese año fueron cancelados o pospuestos (Halpern, 2020).