Entre el 14 y el 24 de junio del presente año se celebró la XLIII Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA) y la XXIII Reunión del Comité para la Protección del Medioambiente (CPA), siendo Francia el anfitrión por tercera vez desde que se firmó el Tratado Antártico. Sin embargo, este año se desarrolló en formato virtual debido a la contingencia del Covid-19. Circunstancia que, de hecho, llevó a la suspensión de la RCTA 2020, que debería haberse realizado en Helsinki, Finlandia. Lo que dejó muchas tareas y desafíos pendientes para esta reunión.
El martes 15 de junio se llevó a cabo la sesión inaugural del plenario de la RCTA, que se hizo de forma pública y contó con la presencia del Primer Ministro francés, Jean Castex, el ministro de Europa y Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, así como la ministra de Transición Ecológica, Bárbara Pompili. En cuanto a las autoridades de la Reunión, el Sr. Olivier Poivre d’Arvor, embajador francés para los polos, fue electo presidente de la RCTA, mientras que Birgit Njåstad, de Noruega, siguió ejerciendo su rol como presidenta del CPA.
El CPA comenzó sesionando de forma previa, el día lunes 14 de junio. Contando con temas de gran relevancia en su agenda tales como el rol de la Antártica en el contexto de cambio climático, la acidificación del Océano Austral y la necesidad de un diseño sustentable de estaciones científicas en Antártica. En cuanto a la agenda del plenario de la RCTA, las temáticas fueron numerosas, debido a la activa participación de los Estados miembros del Tratado Antártico, los observadores y los expertos, quienes presentaron un total de 65 working papers y 145 information papers sobre diversos temas relacionadas con la gestión y la protección de la Antártica.
Debido a la gran cantidad de documentos presentados y el tiempo limitado de las sesiones, no todas las propuestas pudieron incluirse en el programa definitivo. Se priorizaron asuntos más contingentes y de trato urgente, tales como: las implicancias del Covid-19 en Antártica, el cambio climático, la regulación del turismo antártico, así como la cooperación internacional, especialmente entre las autoridades nacionales competentes.
Uno de los primeros elementos debatidos en plenario fueron las actuales tendencias y retos para el Sistema del Tratado Antártico (STA), discusión que partió en base al Working Paper 55, un documento presentado por Rusia que resumió las discusiones dadas entre las Partes en el periodo entre sesiones[1]. Se identificaron temas clave, tales como la expansión de la actividad humana en la Antártica, la necesidad de mejorar la coordinación entre las Partes del STA y las implicancias del cambio climático. Se recomendó continuar estos debates, que son esenciales para el funcionamiento del Sistema.
En este sentido, la RCTA mostró un apoyo generalizado, destacando la utilidad e importancia de mantener una cooperación estrecha entre distintos actores, fomentar la toma de decisiones fundamentada en el consenso, adoptar medidas oportunas e implementar las obligaciones para enfrentar estos desafíos. Hubo un amplio consenso sobre que el STA debe, además, mantener su especificidad al considerar otros marcos legales internacionales y procesos globales en relación con estos temas, siendo la RCTA el foro apropiado para resolverlas.
En relación a la contingencia producida por el Covid-19 y sus efectos en Antártica, se discutió en base al Working Paper 63, documento presentado por Nueva Zelanda, y elaborado junto a Argentina, Australia, Chile, Noruega, el Reino Unido y el Comité Científico para la Investigación Antártica (SCAR). En él se describe el gran impacto que ha tenido el COVID-19 en el trabajo de la RCTA, lo que incluyó la cancelación de la RCTA 2020, y la celebración virtual de la RCTA 2021. También se señaló el impacto de la pandemia en la investigación científica antártica y en la cooperación internacional. No obstante ello, se rescató el excelente nivel de cooperación y el intercambio de información conforme al espíritu del STA demostrado en una época llena de retos. Se recordó la importancia de continuar trabajando para establecer protocolos de mejores prácticas y mantener la seguridad de los trabajadores y de la vida silvestre en la Antártica. Se propuso la adopción de una Resolución para señalar esta circunstancia extraordinaria y comprometerse a una cooperación continua para minimizar los efectos adversos del COVID-19 en el trabajo del STA.
La RCTA destacó la cooperación entre los programas antárticos nacionales al responder ante el COVID-19, mediante la implementación de medidas y protocolos. Estos permitieron que las actividades científicas críticas continuaran en la Antártica, garantizando a su vez, la protección de la salud y la seguridad del personal. No obstante, las Partes también manifestaron preocupación por el impacto que el COVID-19 había tenido en las actividades relacionadas con la pesca dentro de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), en sus sistemas de observación científica y las inspecciones multilaterales. Finalmente, la RCTA apoyó a la propuesta hecha y se adoptó la Resolución 5 (2021): Enfermedad del coronavirus 2019 y Antártica, que recomienda a las Partes que:
- Se comprometan a avanzar en cuestiones clave para la gestión de la Antártica y a minimizar la interrupción del trabajo de la RCTA y el CPA provocada por el COVID-19;
- Se comprometan a seguir utilizando medios innovadores para la cooperación entre las Partes, los observadores y las organizaciones de expertos invitados.
- Se comprometan a seguir colaborando para minimizar los riesgos derivados del COVID-19 para las personas en la Antártica y para la fauna y la flora silvestres antárticas;
- Fomenten la cooperación constante, el intercambio de información y el desarrollo de las mejores prácticas entre el Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP), el SCAR y la Asociación Internacional de Operadores Turísticos (IAATO), para apoyar la continuidad de la investigación científica de forma segura y alentarlos a que continúen desarrollando protocolos y pautas, aprovechando las lecciones aprendidas.
En cuanto a la agenda sobre cambio climático, destacó la preocupación e incertidumbre surgida a propósito de la publicación del informe sobre el océano y la criósfera en un clima cambiante, hecho por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El debate se centró principalmente en dos documentos. El primero fue el Working Paper 32, titulado “La Antártica en un clima cambiante”, y elaborado por el Reino Unido en conjunto con Alemania, Australia, Bélgica, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Noruega, Nueva Zelandia, los Países Bajos y Suecia. Estos países hicieron un llamado de atención sobre el Informe del IPCC y sus hallazgos en relación con la Antártica. Estos incluyeron la aceleración del flujo y retroceso del hielo en la región del mar de Amundsen (Antártica occidental) y en la Tierra de Wilkes (Antártica oriental), cambios en la circulación oceánica debido a las cantidades de calor producido por el hombre y el carbono disuelto en el Océano Austral, y cambios que se proyectan en la distribución del krill. Se destacó el papel que desempeña la RCTA en la promoción de la investigación y en la comunicación internacional de la ciencia del cambio climático en la Antártica. Dadas las duras conclusiones del informe, se recomendó adoptar una Resolución actualizada sobre el cambio climático. Las partes apoyaron lo expuesto y se adoptó la Resolución 8 (2021) La Antártica en un clima cambiante. Que recomienda a las Partes que:
- Consideren las implicaciones del cambio climático para la Antártica al gestionar actividades humanas y que traten de evitar o mitigar tensiones no climáticas adicionales identificadas en el medioambiente terrestre y marino antárticos, incluida su biodiversidad y ecosistemas, a fin de aumentar la resiliencia frente a efectos del cambio climático, y
- Presten apoyo a sus programas antárticos nacionales y a SCAR en sus esfuerzos por realizar investigaciones sobre el cambio climático y sus impactos, y por comunicar las implicaciones para la Antártica, tanto dentro del STA como a nivel internacional.
En esta misma línea y reafirmando lo expuesto en el documento anterior, el SCAR presentó el Working Paper 17 titulado “El cambio climático de la Antártica y el Océano Austral en un contexto global”, el cual hizo un llamado a las Partes a considerar más a fondo los resultados de la investigación científica sobre cambio climático y las posibles respuestas que se puedan dar en la región; que insistan a sus países sobre la importancia de la Antártica y el Océano Austral con respecto a la regulación climática global, la importancia del Acuerdo de París[2], y que se consideren los informes del IPCC.
Expresando su firme apoyo, la RCTA reconoció la naturaleza crítica de las incertidumbres señaladas, el papel que juega la Antártica y la necesidad de contar con observaciones que apoyen la base informativa para la formulación de políticas. Así mismo, se reconoció la necesidad de priorizar las investigaciones científicas sobre el cambio climático. De conformidad con esto último, Chile presentó el Information Paper 46, dando a conocer a la RCTA sobre el proyecto a nivel nacional para instalar una red de sensores descentralizada que abarcará 8.000 kilómetros, desde el norte del país hasta la Antártica, con el objetivo de observar y obtener datos sobre el cambio climático. Reafirmando su compromiso como Parte Consultiva en la respuesta a la emergencia climática.
Otro tema que ha generado grandes debates no solo en esta instancia, sino que en todas las reuniones realizadas en las últimas dos décadas, ha sido la gestión del turismo y las actividades no gubernamentales en Antártica. Las actividades de este tipo han ido en aumento y se han diversificado desde comienzos del 2000, pero no se ha alcanzado un consenso sobre una propuesta de regulación comprehensiva y apropiada del fenómeno, ni de sus posibles efectos en el medioambiente antártico.
Este año, la discusión comenzó con la presentación del Working Paper 35, hecha por los Países Bajos y que trata sobre la reciente problemática de las instalaciones permanentes para el turismo y otras actividades no gubernamentales en la Antártica. Estas pueden ser hoteles o alojamiento para turistas en instalaciones de investigación o cerca de estas. Al respecto se han dado numerosas discusiones, pero aún no se llega a un acuerdo sobre cómo gestionar las posibles y eventuales iniciativas que pretendan llevar a cabo este tipo de construcciones. Se instó a las Partes a intercambiar opiniones y compartir información sobre iniciativas de este tipo, y participar en los debates sobre qué medidas podrían ser adecuadas para regularlas. Lo controversial en este sentido, es el posible impacto perjudicial de estas instalaciones en la Antártica, tanto desde una perspectiva medioambiental como valórica, en tanto el establecimiento y uso de estas podría ser un elemento contrario a los principios que designan a la Antártica como un continente dedicado a la paz y a la ciencia, y que, por lo tanto, no tiene como prioridad servir a actividades como el turismo.
Las Partes señalaron la importancia de asegurar que el turismo continúe ocasionando un impacto ambiental menor que mínimo o transitorio, que no afecte el trabajo científico realizado por los programas antárticos nacionales, que cumpla con las reglas del STA y que cree embajadores para la Antártica. De esta forma, se acordó establecer un Grupo de Contacto Intersesional (GCI)[3] sobre instalaciones permanentes para el turismo en la Antártica para seguir discutiendo sobre el tema, trabajo cuyas conclusiones serán presentadas en la RCTA del 2022, a realizarse en Berlín.
El debate continuó con la presentación del Working Paper 41, hecho en conjunto por Francia y Argentina, y en el cual se resumieron las discusiones del GCI sobre un posible marco operativo para asignar observadores a bordo de buques turísticos que operan en el área del Tratado Antártico. Se propuso un sistema de designación y monitoreo para mejorar la comprensión de las actividades realizadas. Se busca que esta herramienta sea utilizada por las autoridades nacionales competentes como una orientación para armonizar sus prácticas y que las Partes las pueden adaptar a sus procedimientos y legislaciones nacionales. La RCTA adoptó la Resolución 9 (2021) Marco operativo voluntario de observadores a bordo para turismo basado en embarcaciones en el área del Tratado Antártico. Que recomienda a las Partes que:
- Recurran al marco operativo de observadores a bordo para el turismo de embarcaciones en el área del Tratado Antártico, a fin de desarrollar e implementar esquemas nacionales de seguimiento del turismo que se da bajo su jurisdicción, y
- Cooperen en la aplicación de sistemas nacionales de observadores en virtud del marco
En el contexto de la reunión del CPA, entre otras cosas, se discutió la necesidad de un diseño de estación antártica sostenible, esto en base al Working Paper 27 preparado por Nueva Zelanda en conjunto con el Reino Unido. Considerando que el 73% de los programas nacionales antárticos miembros del COMNAP estaban planificando o en proceso de modernizar sus estaciones, el documento sugirió el uso de estándares sostenibles para el desarrollo del proyecto, construcción y operación de estaciones antárticas mejoradas. El uso de estas herramientas podría ayudar a reducir las emisiones de carbono de esta actividad, mejorar la salud y calidad de vida de las personas que utilizan los edificios y garantizar su continuo y óptimo rendimiento.
Las Partes mostraron un apoyo generalizado en esta materia, además de entusiasmo por compartir las experiencias y esfuerzos realizados en este sentido. Sin embargo, no se adoptó ningún tipo de acuerdo, ya que en opinión de algunas Partes, no todos los estándares son adecuados para todas las circunstancia, las cuales podrían variar entre las ubicaciones de las distintas estaciones, por lo tanto, no debería aplicarse un estándar unificado.
Finalmente, al concluir las dos semanas de reunión, las Partes Consultivas del Tratado Antártico procedieron a adoptar la Declaración de París, en la cual reafirmaron su compromiso con los principios y objetivos del Tratado Antártico y su Protocolo sobre Protección del Medioambiente, así como su compromiso para comprender y abordar los cambios en el clima antártico y actuar de forma coherente con los objetivos del Acuerdo de París del año 2015.
En resumen, esta reunión dio lugar a importantes avances en temas tan urgentes como los ya mencionados, sobretodo considerado el desafío y esfuerzo mancomunado que implicó para el STA el realizar la reunión en forma completamente virtual, coordinando a delegaciones que trabajaron desde distintas partes del mundo y con 18 husos horarios diferentes. Sin embargo, cabe recalcar que los acuerdos aprobados por la reunión para abordar estas temáticas son Resoluciones, es decir, no son jurídicamente vinculantes para las Partes, sino que son textos exhortatorios. En este sentido, se hace un llamado a las RCTA a ejercer su liderazgo por medio de la aprobación de Medidas obligatorias en relación a temas como el turismo y el cambio climático, y a avanzar en su correspondiente implementación a nivel doméstico en sus distintas legislaciones nacionales.
Bibliografía
- Informe Final XLIII RCTA (Paris, 2021).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 55 (Rusia).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 63 (Nueva Zelanda, Argentina, Australia, Chile, Noruega, el Reino Unido y SCAR).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 32 (Reino Unido, Alemania, Australia, Bélgica, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Noruega, Nueva Zelandia, los Países Bajos y Suecia).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 17 (SCAR).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 35 (Países Bajos)
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 41 (Francia).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), WP 27 (Nueva Zelanda y Reino Unido).
- XLIII RCTA (Paris, 2021), IP 46 (Chile).
[1] Foros de discusión que se dan de forma online entre las distintas partes del Sistema del Tratado Antártico, y se dan entre una RCTA y otra con el fin de agilizar el debate de temas prioritarios.
[2] El Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Su objetivo es limitar el calentamiento mundial a por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Para alcanzar este objetivo de temperatura a largo plazo, los países se proponen alcanzar el máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo.
[3] Grupos con mandato de la RCTA que trabajan sobre temas puntuales, que no pueden ser desarrollados en el encuentro anual de la RCTA, la cual fija sus términos de referencia, y luego presentan sus conclusiones en la siguiente RCTA.